31 de agosto de 2016

Sobre la relativa empatía

Es imposible describir
el sonido del mar
para el que vivió su vida en la montaña.

Es imposible describir
el viento de las cumbres nevadas
para el que vivió su vida junto al mar.

Y sin embargo imaginamos,
soñamos con humos perdidos
en tiempo y espacio.
Creamos espirales de sentidos,
hasta que por un segundo
nuestra piel se eriza tanto,
que nos desprendemos de ella,
viajamos
y somos el mar y la montaña.

Somos una sola forma.

No siempre hay empatía,
pero cuando la hay
vale más que nada
en este mundo de ilusiones.



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