27 de diciembre de 2015

Peldaños e indiferencia

A pesar de sus 72 años, el viejo va subiendo la pequeña escalerilla de metal. Peldaño a peldaño va sintiendo oleadas explosivas de intuición y verdades absolutas. Está descalzo, siente el frío en los pies y lo primero que sabe con certeza es que está soñando. Asciende y siente que su corazón se aliviana, ha dejado el egoísmo atrás. Como escamas viejas pierde la falsa humildad, luego el miedo al fracaso y al fin, la envidia. La escalerilla termina, del otro lado está el tobogán. Se sienta y se deja llevar hacia la oscuridad, se desliza inexorablemente hacia la indiferencia.



20 de diciembre de 2015

Winds of changes (Vientos de cambio)

El sueño transcurrió de la siguiente manera. 

En todo momento era de noche. Yo me encontraba en Londres o en algún punto de Inglaterra, tenía mas edad de la que tengo actualmente. Me sentía mayor, más maduro, con mas años vividos en mis hombros, pero no era viejo, no me sentía con la salud deteriorada, por el contrario, diría que estaba en el mejor momento de madurez, en el verano de mi vida. Así se sentía por dentro. Sin embargo estaba en un lugar frío y lejano, en todos los sentidos posibles. Tenía la mente cargada de temas prácticos, de cosas que hacer, de fechas, nombres que no eran relevantes. Estaba absorbido por la vorágine diaria.

En una primera instancia estaba estacionando mi auto rojo en la banquína de una ruta en las afueras de esa ciudad, en una ruta desierta, en plena noche. No tenía ningún motivo para bajar del auto pero lo hice, como presintiendo que iba a ocurrir algo importante en el ambiente. De golpe empezó a soplar viento, era como un tsunami de aire. Viento poderoso que empezó a volar todo lo que había alrededor, carteles, columnas, casas que estaban desocupadas, basura, todo volaba. Mi auto voló destrozándose contra otros objetos a lo lejos, lo perdí de vista mientras me aferraba con toda mi fuerza a un cartel de STOP que se mantenía firme. Era imposible que lo hiciera, no es coherente, pero es un sueño, y en este sueño específicamente, representa mi resistencia al cambio, mi energía conservadora, que no se deja llevar por la circunstancia a causa del miedo a lo desconocido.

Aferrado al cartel, veía como todo era arrasado a mi alrededor, nada quedaba en pié. Ruinas, basura, objetos indefinidos volando, y lo único que sobrevivía era yo y mi poste. Con mis pies levantados del suelo, volando al aire, agarrado con mis manos que se cansaban, me resistía con instinto de supervivencia, con adrenalina, con rabia.

No aguanté mas y me solté, el cambio me ganó la pulseada.

En una segunda instancia, como si hubiese pasado un par de horas, me encontraba caminando por el centro de la ciudad, observando el desastre que se había provocado. El viento había parado. Me sentía tranquilo, con esa sensación post-eufórica de liviandad, y en este estado me comunicaba a la distancia con personas cercanas a mi, personas que no estaban presente físicamente, pero que parecía que me hablaban desde muy cerca. Parecía telepatía. Les decía que se queden tranquilos, que yo estaba bien, que el auto no era importante y que iba a buscar un lugar donde descansar. Mientras tanto, caminaba por un camino costanero al río de la ciudad, mirando los escombros flotando, yéndose lejos, y la luna mirando llena entre las nubes.

Me desperté sintiéndome bien y lo recuerdo como un buen sueño. 




16 de diciembre de 2015

Descripción perfecta

Un marinero está en un barco infinitamente pequeño, perdido en un océano infinitamente inmenso, en medio de una tormenta cruel. 

En plena noche el barco sube y baja cientos de metros, se hunde entre las olas en precipicios de agua, para luego emerger y posarse en la cresta de una de ellas, toca el corazón de la tormenta, con horror parece flotar en la electricidad, y luego vuelve hundirse. Solo ilumina la negrura de la noche los rayos y las centellas. El viento estruja el corazón del marinero, el más duro de la tripulación, late, está vivo.

Tiempo después la calma absoluta, el océano quieto, inmóvil. El aire estático y el sol brillando tenue a lo lejos. El mismo marinero se aburre en su camarote, luego se duerme y la vida sigue un poco más.




14 de diciembre de 2015

Ieap

Yep.
Another end.
Another beginning.
We focus on the sun.
On the distant sun.
And we feel empty.
And we feel away.
And we want to touch it, yes we want it.
My precious.
And smell it.
And fuck it.
But here we are.
Watching and feeling this.
Inside, only by inside.
And the cloud moves forward.
And the cloud hides the sun.
And reality turns to gray.
And we look down.
The feets are in the ground.
So we close our eyes, for a second.
Then we look at the mirror.
We look around.
And everyone has slept.
No one left to be.
Nothing left to drink.
So we turn to ourselves.
We take another death.
We know this is for good.
I try to tell me I have to think.
And I think is time to breathe.