Sí, sí... Otra vez ataca.
Esta fiebre efervescente
que fulminando de un explosivo golpe
todo resto de brillante fugacidad,
transforma todo en tenso aburrimiento gris.
Y mientras veo como lentamente
surge un brote de apestoso hedor,
me defiendo con este tedioso espasmo
de negro centellar.
Es entonces que agobiado
dejo caer mis brazos y mi ánimo,
resoplo y apago la luz.
Esta fiebre efervescente
que fulminando de un explosivo golpe
todo resto de brillante fugacidad,
transforma todo en tenso aburrimiento gris.
Y mientras veo como lentamente
surge un brote de apestoso hedor,
me defiendo con este tedioso espasmo
de negro centellar.
Es entonces que agobiado
dejo caer mis brazos y mi ánimo,
resoplo y apago la luz.
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